Es la cuarta o quinta vez que empiezo a escribir esta
entrada en el blog porque veo que me enrollo con un montón de historias y al
final he decidido que mejor no extenderme tanto porque no quiero aburrir y simplemente quiero
exponer cuatro ideas. Voy al grano: estoy harta de los que dicen la frase que
encabeza la entrada, de los que piensan que hacer huelga o ir a una
manifestación “no va a servir para nada” y, especialmente, a los que creen que “este
país (o esta sociedad, que tampoco somos tan diferentes) no tiene arreglo”. ¡Basta
ya! A lo que lleva esat actitud es a engrandecer el problema en lugar de
solucionarlo: como los demás no hacen nada, yo tampoco. Como cada cual va a lo
suyo y sin distraerse, yo también, que la vida son dos días. Y luego nos
extrañará tener políticos corruptos y empresarios sin escrúpulos. Y
federaciones, asociaciones, partidos y sindicatos en donde la gente se mete para
conseguir un beneficio personal y no el colectivo, olvidando que están al
servicio de quienes representan.
Yo no creo que tenga lo que me merezco. Puede que muchos merezcan
lo que tienen, pero no creo que tenga lo que se merece ese hijo que perdió a su
padre porque lo atropelló un coche, ni esa persona que se dejó sus ahorros y
empeñó su vida por tener una casa que ahora se queda el banco reclamándole
encima más dinero, o ese trabajador eficiente que ve como alguien menos
cualificado asciende más rápido por hacerle la pelota al jefe. Y no me creo que
todo el mundo vaya a lo suyo y sin distraerse. Hay profesiones vocacionales
como la mía, psicóloga, y los médicos, profesores, enfermeros e incluso
abogados, que no decidimos estudiar una carrera por hacernos ricos, sino para
vivir dignamente y ayudar a los demás. Pero quiero ir más allá. Estoy cansada
de ser tolerante con las personas que miran para otro lado cuando se les pide
que se comprometan. No considero que alguien que tenga muchísimo dinero sea
buena persona porque hace donaciones a una ONG, es que considero que es SU
OBLIGACIÓN. No justifico a un médico o a un psicólogo que piensan más en ganar
dinero que en curar a sus pacientes, no me parece bien. Ni a un abogado que
decide pactar porque el contrario le está “untando” para que convenza a su
cliente, por más que consiga una buena indemnización.
No me gusta la gente que dice que soy una tonta “idealista”
y que no conozco “la realidad de la vida”. Me lo decían cuando tenía veinte
años y me lo siguen diciendo ahora que tengo más del doble, y me alegro de no
haber cambiado en este sentido. Los que me hablan así me parecen gente muy
pobre como persona, muy triste, muy poco interesante, con muy poco que ofrecer.
Prefiero a esos “idiotas” que siguen luchando por aquello en lo creen a pesar
de que les lluevan palos por todos lados y soporten más de una decepción entre
los que más cerca creían tener. Y lo que menos soporto es ver a viejos que
podrían ser mis hijos, hablando como si supieran más de la vida cuando lo único
que hacen es repetir como loros las consignas que han oído a otros.
Es por ello que, aunque pueda ofender a mucha gente, quiero
lo primero de todo dar las gracias a todos los que habéis acudido a la
concentración, y especialmente a Eduardo Chozas, Pasamontes, Alcaide y los
medios de comunicación que han estado presentes y que también lo han
públicamente apoyado y difundido. Y a los que no habéis ido con esas excusas
tontas de “para lo que va a servir” o que no habéis querido perderos la salida
del club, que lo siento, pero me parece FATAL. Y que espero que estas líneas os
sirvan de reflexión para apuntaros a la próxima manifestación.
¡Felices fiestas!
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