jueves, 10 de enero de 2013

CARTA ABIERTA AL CAMIONERO QUE ATROPELLÓ A CRISTÓBAL


Hola:


Te ha tocado. Es posible que no hayas tenido la culpa, puede ser que realmente te cegara el sol y no vieras a Cristóbal, pero has sido el último autor de un atropello mortal y además el conductor de un vehículo grande de esos que nos estremecen a los ciclistas cada vez que lo oímos a lo lejos y nos agarramos al manillar para no salir volados si pasáis demasiado cerca. Como los autobuses de “La veloz” que nos pasan a toda velocidad a los residentes en Madrid cuando vamos camino de los transitados puertos de la Morcuera y Canencia, casi rozándonos los nudillos aunque tengan el carril contrario vacío.


No sé, amigo camionero, cómo te encontrarás ahora mismo, pero puedo imaginármelo pensando en que eres una persona normal y no un psicópata asesino. Si es así, si eres normal, quiero que le cuentes a todos tus compañeros, amigos, familiares, conocidos, qué sentiste al notar ese golpe de la bicicleta contra tu camión, esa estupefacción al ver en la cuneta un cuerpo tendido, esa desesperación de ver que el accidente ha sido muy grave y lo has provocado tú. Díselo a aquellos que van a contrarreloj, diles si merece la pena intentar ganar dos minutos y llevarte una vida por delante en lugar de dejar la distancia de seguridad. Si su familia preferiría que se retrasaran a llegar con la noticia de que un corazón ha dejado de latir porque lo aplastaron. Habla con tu patrón, si lo tienes, y dile si se sentiría orgulloso de tener un empleado que con tal de llegar a tiempo se lleva por delante “lo que haga falta”. Pregúntales a aquellos que “necesitan” ese momento de “relax” tomando esa copita que “se merecen” por lo dura que es la vida o el trabajo, de qué les va a servir en el futuro si después cogen el coche y a consecuencia de los efectos del alcohol van a cargar en su conciencia con la muerte de un ser humano.


Perdona por elegirte, pero yo por suerte o precaución no sé cómo se siente uno al atropellar a un ciclista (ojalá no lo sepa nunca), y no sé cómo contárselo a otras personas para conseguir concienciarlos de que estamos ahí, tenemos nuestro derecho a estar, no estamos por fastidiar, sólo practicamos nuestro deporte, y que esa intolerancia respecto a los segundos que les hacemos perder es una solemne estupidez comparado con las consecuencias de no esperar para adelantar o no estar en las condiciones óptimas para conducir. Puede que haya sido un poco dura contigo, pidiéndote que recuerdes esos momentos tan terribles, pero es por una buena causa. Si con tu relato alguna persona reflexiona, recuerda tus palabras e imagina lo que puede pasar si no va con cuidado al encontrarse a un ciclista en la carretera, habrá merecido la pena, porque es posible que salves una vida. 


Espero verte en la carretera… al menos a metro y medio de distancia.

 Jose Maria Benayas




Espero verte en la carretera… al menos a metro y medio de distancia.

No hay comentarios: