miércoles, 14 de octubre de 2009

Matilde y la organización

Matilde es de esas personas que, aún viviendo tranquila y feliz en su pueblo, siente curiosidad por lo que ocurre fuera. Y ya que no sale mucho, pues la mejor forma de saberlo es preguntando. Esos hombres tenían pinta de ser amables y de ir tranquilos, sin prisas. Así que aprovechando que estaban cerca les preguntó.

- Buenos, días, señores –saluda.
- Buenos días –le contestan.
- Oiga, y eso de “MGM” ¿qué es?
- Pues mire, se trata de una prueba ciclista donde los participantes salen de una localidad madrileña, Algete, vienen hasta Gijón y luego regresan.
- Ale, anda ya... si Madrid está muy lejos. ¿Pues cuántos kilómetros hacen?
- Son 1.200 los que se hacen en total.
- ¡Hala hombre! ¿y cómo hacen para comer? ¿Acaso comen en la bici?
- Paran a comer y a dormir, pero poco rato porque tienen que completar el recorrido como máximo en 90 horas y si paras mucho no da tiempo. De hecho, tienen que circular de noche.
- ¡Insensatos! ¿De noche? ¿Y cómo ven por dónde van? ¡Se saldrán de la carretera!- Es obligatorio llevar luz blanca delante y roja detrás, como los coches, y prendas reflectantes para ser vistos. Alguno se pone faro en el casco.
- ¡Coña! ¡Como los mineros!
- Je, je, si, a veces se ponen a cantar el “soy minerooooo”.
- ¡Jesús! ¿Y a quién se le ha ocurrido semejante idea de montar algo así?
- Pues todo comenzó hace 4 años, ya entonces se hizo. Se hace una igual en Francia y unos cuantos amigos decidimos hacerla en España en 2005. La siguiente tocaba ahora, en 2009, pero nadie parecía tomar las riendas, así que decidí hacerlo yo, porque le tengo mucho cariño a esta forma de practicar ciclismo y me daba pena que se perdiera.
- O sea, que usted es el padre de la criatura... ¿y como se monta esto?
- Pues en principio nada más es diseñar una ruta, poner unos puntos de control y darles a los participantes un carné para que vayan sellando en esos sitios de control. Luego te devuelven el carné con los sellos y tú lo mandas a los Randonneus Mondiaux, una organización que homologa los ciclomaratones, y ellos te mandan una medalla.
- Anda, o sea, que les dan una medalla y por eso hacen tantos kilómetros. ¿Y no les dan dinero?
- No, todo lo contrario, pagan por participar.
- ¡Anda la leche! ¡Y encima pagan! ¡Pues no lo entiendo!
- Bueno, al próximo que venga le pregunta por qué lo hace, a ver si así le resulta más fácil de comprender. Van a pasar todos por aquí, y son más de ciento cincuenta.- ¡Hala! ¿Tantos? ¿Y ustedes entonces que hacen?
- Pues, como le iba diciendo, al principio nada más se les iba a dar el carné de ruta para sellar y que ellos se organizaran, pero resulta que mi hijo montó una web...
- ¿Una quéeeee? ¿Qué es eso?
- Bueno, digamos que lo publicitó en internet.
- Ah, lo de los ordenadores, ya, ya sé lo que es eso, el hijo de la Anselma, aquí presente, se pasa el día delante del aparatejo ése que yo no sé que es lo que le ve.

Tras esbozar una sonrisa, el “forastero” continúa:

- Pues resulta que gracias a internet se apuntó mucha gente y era necesario organizarlo un poco mejor, así que hablé con algunos amigos, como los aquí presentes, que se mostraron voluntarios para ayudarme, y así lo que hacemos ahora es ir de control en control para comprobar que todo está en orden e ir sellando a los que van viniendo. También se nos han apuntado los Moteros Astures, que están pendientes de que ningún ciclista se pierda, y los ayuntamientos de los lugares donde están los controles que han buscado voluntarios para que atiendan a los ciclistas. Pero para ello tuvimos que hablar con todos ellos...
- ¡Pues cuánto trabajo! ¿Y ustedes tampoco cobran?
- Por supuesto que no. Incluso nos cuesta dinero por los desplazamientos y tiempo de nuestras vacaciones.
- ¿Y por qué lo hacen?
- Porque nos gusta, simplemente.
- Bueno, majo, pues muchas gracias, no les entretengo más que tienen mucho que hacer, ya le preguntaré yo a los que pasen por qué les da por hacer tantos kilómetros, que ya me quedé yo curiosa...